Sales a algún sitio con tu grupo de amigos, y allí está él. Me acusarán de usar estereotipos, pero este tipo (valga la redundancia), suele ser siempre igual: hombre, entre 25-40 años, cara de perdonavidas, la mayoría de las veces poco agraciado y una postura característica. Siempre está en la barra del bar. No baila. No se mueve. Dependiendo de si es zurdo o diestro, el brazo derecho o el izquierdo apoyado en la barra. Una pierna cruzada por delante de la otra y, ahora viene lo que más me gusta: practicando el levantamiento de vidrio en barra fija. Los únicos movimientos de estos seres de la fauna de los bares son:
En el momento en que encuentran lo que buscan, clavan sus ojos en ella hasta que la chica se siente observada y les mira. La mirada de él suele decir: "Nena, aquí estoy. No puedes resistirte. Todas se desmayan a mi paso y besan el suelo por donde piso". La reacción de la chica es pensar: "Vaya por Dios. Con lo a gusto que estaba aquí con mis amigos y ya me ha tocado el plasta de turno que no me quita ojo de encima. Además creerá que es guapo". Situaciones como esta se dan todos los días en bares, discotecas, pubs,... A nadie le amarga un dulce, pero cuando después de una mirada que es una mala imitación de tio duro de película, la chica os mira con expresión de asco, dejadlo. Lo único que hacéis es molestar y fastidiar su noche de diversión con sus amigos. Lo único que vais a conseguir es ser el tema de conversación de ese grupo durante unas pocas horas. |