Hace tiempo, nos llegó este artículo de Presidente, uno de nuestros lectores, y hemos pensado que éste es un buen momento para que salga a la luz. No hace falta presentación, el artículo habla por sí mismo, así que a ello y que disfrutéis con la lectura. Como siempre, esperamos que os sirva de ayuda: 
Seré directo: El hombre no está hecho para satisfacer plenamente a la mujer. Sin embargo, si usted es hombre y me está leyendo, por favor, no se desmorone ante tal rotunda afirmación. Usted puede marcar la diferencia, y alcanzar un poder que podría cambiar el mundo.
Existen, a mi juicio, tres pasos previos, correlativos y esenciales al ejercicio sexual pleno, que todo hombre debería tener bien presentes, si es listo. Por este orden, el primero de ellos, es transmitir confianza a su compañera sexual. El segundo, y no menos importante, dejarse enseñar por ella. Si quieres estimular un clítoris, tendrás que saber cómo hacerlo, ¿y quién mejor que ella para aprender? Y lo tercero y último, la práctica, como todo en la vida.
Es de importancia capital que estos tres pasos se realicen en el orden expuesto, y sin obviar ninguno, de tal forma que, sin el anterior, el sucesivo no podría llegar a producirse y viceversa.
Vayamos a la faena. El clítoris es un órgano único en la anatomía humana. Su única función es proporcionar placer a la mujer. Sólo por ello, el clítoris merecería ser venerado como una auténtica reliquia. Como hombre, no me condeno si confieso que, ahora mismo, cambiaría sin dudarlo mi pene por un clítoris.
A pesar de su tamaño, el clítoris cuenta con más de 8.000 terminaciones nerviosas, y es más sensible que la lengua o las yemas de los dedos. Es una puerta abierta a infinitos mundos diferentes, todos ellos agradables. El clítoris sólo se nos descubre durante la excitación de la mujer, como un regalo, y se endurece y aumenta su tamaño de la misma manera que un pene en erección, ya que se trata del mismo mecanismo fisiológico.
Recomiendo que la gente se mentalice de que el coito al uso no es la única forma de llegar a un orgasmo u orgasmos plenos. Utilicémoslo, pues, de forma complementaria. Podéis recorrer suavemente vuestra lengua por sus ingles hasta llegar al clítoris. Es importante tomarse los tiempos con armonía y tranquilidad. Al rozarlo con la lengua, advertiréis que su cuerpo reacciona en una contracción. Significa que lo estáis haciendo bien. Alternad la lengua ayudándoos de los dedos, para luego pasar a los mordisquitos o el contacto con la punta del glande. El juego de posibilidades es prácticamente innumerable.
Podría seguir dando muchos más detalles, y describiendo cómo reacciona la mujer ante estos estímulos, pero alargaría en exceso el post, y temo herir la sensibilidad de alguien. Reconozcamos que no todo el mundo puede concebir el sexo de la misma manera.
La expresión ‘esa mujer está de morros’ no es baladí. La mayoría de las mujeres necesitan estimulación directa del clítoris para lograr el orgasmo. No se sorprenda de que se quejen cuando lo ignoramos.
El umbral entre lo que una mujer ha considerado satisfactorio y lo que puede llegar a descubrir un día, también depende de nosotros.
Porque no hay mayor placer que dar placer, os recomiendo que no dejéis pasar estas notas.
Como dijo Aristóteles, el clítoris se encontró en una piedra preciosa, a orillas del Indo.
Feliz clítoris pues, y reciban un cordial saludo.
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