Un buen día iba con unos amigos por un conocido pueblo gallego, cuando de pronto me quedo extasiada ante un escaparate. ¡¡pero qué ven mis ojos!! Eran unos calzoncillos de hombre y no pude evitar pensar en vosotros, fieles lectores. Me dije a mi misma, vamos a darles un ejemplo práctico de lo que nunca, ¡nunca! deben ponerse. Aquí el cuerpo del "delito" , porque no podeis negarme que son un delito ¡¡antilíbido, el antimorbo!! Me imagino la situación. Tú y él...en un sitio apartado (cada uno que use su imaginación como quiera) y de repente ¡¡pafff!! se quita los pantalones y le ves ¡¡ESE HORROR!! Creo que me iría en ese mismo momento... |